+ Blogs en TV: Dragó, Arcadi y Houellebecq
Pues presto acudía yo a comentaros someramente que la AVT denunciará al Medio de Sopena (El Singular.com) y que tenemos nuevo libro de Ussía (con ZP de prota) antes de acostarme. Pero en ésas que tras un somero paso por Antena 3 donde Teresa Viejo andaba con sus periodistas a vueltas con los raelianos nuevamente, por un casual mi dedo apuntó a Telemadrid, y bingo, escucho la palabra "blog". Era el programa de Dragó, y estaba acompañado de Gistau, Arcadi Espada, Julia Escobar, Javier Esteban y Tamarón. Coño, esta gente tratando de blogs, ¿eins, ains, oins?
Efectivy wonder, Steve. Trataban del ya publicado "Diarios 2004" de Arcadi Espada, donde compila los escritos que este señor nos ha dejado en su bitácora a lo largo de aquel año. No podéis imaginar el gustazo, por decirlo de alguna forma, que me produjo el escuchar la palabra "blog" en la televisión, aunque fuera de madrugada. Ya luego me percaté del porqué, el libro de Arcadi, pero ya dudo de si el escribir un blog te hace formar parte de algo. No lo dudo, para ser exactos, me pregunto qué nos pasa a los bloggers, qué nos reporta esta manía de contaros y contarnos todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Y luego además escucho "blog" en cualquier sitio y me salen antenas y pupilas se dilatan, algo así como lo que le sucedió a Dans aquí.
Esteban comentó la relatividad del espacio blog, pues Espada cuenta con el apoyo de una editorial y gran cantidad de visitas, frente a otros como Cervera o Huarte. Pero ejque andamos en lo de siempre, asociar blog/visitas es un error. Puede ser tenido en cuenta, desde luego, pero ese baremo nunca te proporcionará una visión global de estos espacios. Sánchez Dragó ya mencionaba el speaker corner de los albiones, y no anda muy lejos lo que nos ocupa, más tarde bromeó con Esteban y Tamarón incitándoles a que abrieran una bitácora sobre los "raelianos de la RAE". "El blog es una conversación, el escritor de columna no tiene ese contacto" añadía Arcadi. Sí, sí, el feedback apuntaba Esteban. Y continuaba Arcadi explicando que en la sociología de los que escriben en el blog predomina el desengaño en dos variantes: La primera en la Edad, el realismo francés, la segunda, esa melancolía de los españoles.
Sánchez Dragó calificó el libro como crítica mordaz. Se trataba de una "crítica cultural del periodismo" que es muy necesaria, y tan arraigada está en los EEUU, porque el "periodismo nos cuenta que existimos". Hablaron del 11M, cómo no, con una frase que apunté de refilón; "La herencia totalitaria de este país aún no se ha borrado del todo", y lo que Arcadi denomina "cazeroladas burguesas" que tuvieron luegar el 13M, el día de reflexión.
Dragó: "¿Cómo sigues teniendo bula en El País?"
Arcadi: "tus preguntas me ponen en aprietos, como aquella vez que me preguntaste qué tamaño tiene tu pene"
Siguió hablando de su blog y cómo allí "puedo vapulear la sintáxis, dejar las frases a medias, JUGAR" Andaba buscando diferencias con el escritor de columna. ¿Y no es verdad, ángel de amor? La bitácora tiene eso y más.
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Pero cambiaron de tercio, llegaba el nuevo libro de Houellebeq; "La posibilidad de una isla". esteban llegó a decir que es "el golpe más brutal que a las ideas progresistas se ha dado", y tras afirmar Arcadi que el francés es el "novelista que escribe después de la muerte", Dragó nos puso un vídeo casero de la conferencia que ofrecieron Houellebeq y Arrabal en los premios Leteo (?¿). Fernando afirmaba que eran los únicos sometidos a procesos de blasfemia y ateismo, algo así como Sócrates. Luego ya, empezaron a comentar las influencias del polémico H, con los raelianos muy presentes, su descripción de los españoles como personas zafias y poco más. Tamarón hizo su crítica de la creciente cursilería que empaña el lenguaje español actual (se ha sustituido la nación de paletos por la de cursis) y su mejor representación en el abuso de las esdrújulas.
Y por fin me pude ir a dormir, bueno, pasando antes por aquí para contaros este grato rato (ja) que pasé. Hasta mañana, paso de vosotros!!!
UN POCO MÁS SOBRE "La Posibilidad de una isla" de Houellebeq. Eduardo Laporte y Carlos Cabanillas analizan libro y estilo citando varios párrafos:
“…mientras amanecía sobre Madrid, me masturbé rápidamente junto a la piscina. A unos metros de mí había una chica vestida de negro (…) que escupió de lado en el momento en que eyaculé.” p.308
“Los programas culturales no abundan en la televisión española, a los españoles no le gustan nada los programas culturales, ni la cultura en general, es un terreno que les parece profundamente hostil, a veces tienes la impresión, cuando hablas de cultura, de que se lo toman como una especie de ofensa personal” p. 281.
Quizás nunca había tenido conversaciones de verdad con nadie que no fuera una mujer amada, y en el fondo me parecía normal que el intercambio de ideas con alguien que no conoce tu cuerpo, que no está en posición de hacerlo sufrir o llenarlo de alegría, sea un ejercicio falso y a fin de cuentas imposible, porque somos cuerpo, somos sobre todo, principal y casi únicamente, cuerpos, y el estado de nuestros cuerpos es la verdadera explicación de la mayoría de nuestras concepciones intelectuales y morales. (p. 196)
Había alcanzado la inocencia, había llegado a un estado sin conflicto, a un estado no relativo; ya no tenía ni objetivo ni plan, y mi individualidad se disolvía en la secuencia indefinida de los días; era feliz. (p.407)
Ya no quedaba nada de aquellas producciones literarias y artísticas de las que la humanidad se había enorgullecido tanto; los temas que las originaron habían perdido toda su pertinencia; su capacidad de conmover se había evaporado. (...) Las producciones tecnologicas del hombre, en cambio, todavía podían inspirarnos respeto: era en ese ámbito donde el ser humano había dado lo mejor de sí mismo, donde había expresado su naturaleza profunda, donde había alcanzado una excelencia operativa a la que los neohumanos no había podido añadir nada significativo. (pp. 412-413)
Extremadura, Portugal habían desaparecido como regiones diferenciadas. La sucesión de explosiones nucleares, de maremotos, de ciclones que se habían encarnizado con esa zona geográfica durante varios siglos había acabado arrasando totalmente su superficie, transformándola en un inmenso plano inclinado, de escaso declive, que en las fotos del satélite aparecía uniformemente compuesto de cenizas pulverulentas de un gris muy claro. (pp. 427-428)
Por Prevost