+ También existen heroínas
Se llama Marina, ronda los veintitantos años de edad, es una joven española como tantas otras, que a priori lleva una vida normal, con los problemas que se suelen tener a esas alturas del cotarro. Todo en ella no hace preveer ningún rasgo característico digno de mención, pero su profesión es algo dígamos que un poquitín llamativa: es soldado profesional del ejército español.
Mientras que el cuatro de abril del 2004 cada uno de los que formamos este blog - tanto contribuyentes como lectores- no despegábamos la vista de la prensa, radio, internet, pendientes de cómo los presuntos terroristas del 11-M se habían inmolado el día antes en Leganés, o simplemente, como buen domingo en Expaña sintonizábamos la radio para seguir el partido de nuestro equipo de fútbol, ella, se encontraba en Nayaf en la base Al-Andalús, pegando tiros con su metralleta a esos miembros de la insurgencia iraquí que se habían puesto a atacar cómo auténticos locos la base española en Irak:
Ese día, Marina se jugaba su vida para que todos los que estamos aquí sentados detrás del monitor, podamos disfrutar del mundo en el que vivimos, para que podamos seguir discutiendo entre nosotros si ZP es un inepto integral ,o si Aznar es Ansar según las teorías del rojerío nacional, o en definitiva, para que la libertad que disfrutamos en las democracias occidentales siga estando garantizada y defendiéndola de todos aquéllos que quieren desgastarla, derribarla o terminar con ella.
Acababa de meterse en la cama, para recuperar parte del sueño del que no había podido disfrutar aquella noche, cuando empezó a oír disparos. En seguida entró en su alojamiento otra militar, gritando desaforadamente: «¡Nos atacan, nos atacan!» Por un momento, Marina no terminó de entender. Como los demás soldados del contingente español, alguna vaga noticia tenía de la tensión que se había ido acumulando en los últimos días, a raíz de los crecientes desafíos de la milicia del Mahdi, el ejército del clérigo chií Moqtada el Sadr, a la autoridad de la coalición internacional.Pero que eso pudiera desembocar en un ataque a la base era algo que ni siquiera se le había pasado por la imaginación. Tras el primer instante de desconcierto, saltó de la cama y se puso el equipo reglamentario. A su compañera, mientras empuñaba su ametralladora MG 42, le dijo sin más: «Pues si nos atacan, habrá que subir a defenderse».
Eso hizo. Durante las siguientes seis horas, Marina no se movió de la azotea del edificio principal de la base, desde donde los soldados españoles, algunos centroamericanos y mercenarios civiles de la CPA (Coalition Provisional Authority) hubieron de mantener a raya con sus armas a los numerosos elementos insurgentes que pretendían entrar por fuerza en el recinto.
Fuente: Diario El Mundo
Por ello, es una heroína, podría quedarse con nosotros al otro lado de la pantalla, salir de juerga cualquier sábado por la noche, irse de compras al terminar su jornada laboral, sin embargo, sigue sacrificándose por un sueldo de mierda y continuará durmiendo todas las noches en un incómodo catre mientras nosotros hacemos sonar el teclado.
Gracias Marina.
Por Chesk